viernes, 23 de octubre de 2015

El libro viajero y sus historias!

Anécdota de mi primer libro viajero 

Autor:Israel Salazar
Les cuento la anécdota de mi primer libro viajero, como dicen aquí en México D.F; les voy a contar desde me dijo le dije y nos dijimos, o sea, desde el principio.
Ya había visto varias actividades que hacen en este grupo pero siempre las veía ya cuando estaban compartiendo los resultados, así que me apresure para poder participar en esta del libro viajero, no tengo muchos libros en físico, tal vez alrededor de 50, podrían ser mas pero he regalado algunos y otros los he prestado y no ha regresado Emoticono frown desde pequeño me decían que no prestara mis cosas porque no las iban a cuidar y tal vez por eso se me hizo algo complicado saber que libro dejar ser libre y que conozca el mundo, me decidí por Frankestein de Mary Shelley, me decidí por el porque el mounstro de Frankestein quería ser aceptado, poder tener amistad con los humanos y tener su pareja, su novia, así que decidí que era tiempo que conociera el mundo y encontrara lo que tanto busca.
Ese libro lo compre en compañía de mi madre y creí prudente que ella me acompañara a despedir nuestro libro viajero, fuimos a un parque y lo dejamos en una banca mientras a una distancia prudente observábamos lo que podría pasar, obvio no paso nada, tal vez era un lugar poco transitado, lo cambiamos a otra banca del mismo parque mientras comprábamos un chocolate caliente en la feria del mismo parque, pasaron junto a la banca una señora un poco mayo acompañada de sus dos perros falderos y ni siquiera volteo a ver la banca y se paso de largo, a los poco minutos paso una mujer de unos 20 años o tal vez menos interesada en lo que había en su pantalla del teléfono celular y tampoco se dio cuenta de nuestro amigo Frankestein, pasaron después dos chavos con la vista al frente que no se molestaron en mirar la banca, pero detrás de ellos venia una familia joven, y entre esa familia iba una niña de 6 años me aventuro a creer, los papás no se percataron del libro, pero la niña si que hasta creí que se la cabeza le iba a dar la vuelta completa, les aviso a sus padres que había algo en la banca y ellos en la prisa la ignoraron y solo la niña le dedico al libro una mirada de despedida y curiosidad, mi madre sorprendida no podía creer que la gente fuese despistada o entrada en sus cosas que se perdían de lo que había a su alrededor, recuerden que estábamos en un parque y de todas esas personas que miramos pasar, ni una sola volteo a ver no solo digamos la banca, sino las copas de los arboles, las flores, las ardillas, las aves que comían junto al césped, no existía nada de eso para esa gente, le comente las peripecias que ustedes han contado de igual manera de como sus libros viajeros tardaron en despegar, decidimos que ya teníamos que regresar y no tuvimos el valor de dejar el libro a su suerte así que fuimos por el, me olvide de comentarles que a unos 30 metros había una niña tal vez de escuela secundaria (12 - 15 años por mucho) que estaba con su cuaderno, sus hojas, y su mochila haciendo la tarea escolar, estaba tan concentrada y leyendo sus apuntes que mi madre me pregunto que porque no le dábamos a ella el libro, que se veía que a ella le gustaba leer, lo pensé 3 largos segundos y me dije que estaba bien, pero antes la sondeáramos para ver si era merecedora de tal regalo, nos acercamos a ella, la saludamos, ella un poco espantada o tal vez nerviosa al ver a dos personas extrañas dirigiéndole la palabra nos regreso el saludo, le preguntamos si le gustaba leer y nos dijo que si, su respuesta fue rápida, pero sobre todo la notamos sincera, le mostramos el libro y le explicamos la dinámica del grupo, haciéndola participe de que cuando terminara de conocer a nuestro amigo Frankestein ella lo deja seguir su viaje y así ir coleccionando amigos, le mostramos la pegatina donde viene el mail del grupo y nos retiramos, supe que fue una excelente decisión porque la chica empezó a leer el mensaje de despedida que puse con mi puño y letra en una hoja que pegue en la primera hoja del libro y pude ver que tuvo una sonrisa enorme y muy bella y no podía dejar de leer, nos alejamos y le tome una foto discreta mientras ella seguía leyendo y nos fuimos felices sabiendo que nuestro amigo estaba en buenas manos, y no nos quedo mas que ir por una nieve...
P.d. Este día fue especial al compartir algo que me gusta y saber que fue recibido de buena manera, saludos.

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