Hoy tengo el lujo de poder charlar con una de las escritoras más admiradas de nuestro panorama literario, Paloma Sánchez-Garnica.
Podría empaparme de su biografía y contárosla pero prefiero que sea ella quien lo haga.
¿Quién es Paloma Sánchez- Garnica?
Una mujer que ambiciona ser feliz e intentar hacer feliz a todo el que se deje.
¿Qué libros tienes en el mercado?
Cinco novelas, El gran arcano (Plaza y Janés 2006) La brisa de oriente (Espasa 2009) El alma de las piedras (Planeta 2010) Las tres heridas (Planeta 2012) y La sonata del silencio (Planeta 2014)
Si tuvieses que quedarte con uno, ¿con cuál te quedarías?
Es como si preguntas a una madre con qué hijo se queda. Me quedo con todos, pero es cierto que con cada novela aprendo de los errores de las anteriores y de la experiencia que me han aportado estas, por lo tanto, entiendo que la última es la mejor.
¿Con qué género te sientes más cómoda?
Con el mío.
¿Qué querías ser de pequeña?
Nunca tuve claro qué quería ser, pero sí es cierto que siempre tuve una inquietud que no supe identificar hasta casi los cuarenta y tres años. Nunca pensé en ser escritora hasta ese momento, y sin embargo durante años busqué con denuedo la respuesta a esa inquietud que me rondaba por dentro.
¿Alguien muy importante de tu infancia?
Maura, una mujer que entró en mi casa como interna unos días antes de nacer mi hermana mayor. Era la mujer más dulce, tierna y buena que jamás he conocido. Con ella aprendí lo que era la bondad.
¿Un miedo?
Que a los míos les suceda algo malo.
¿Un deseo?
Que los que me rodean se sientan relativamente felices, al menos satisfechos.
¿Un defecto?
Algunos, aunque con la edad voy siendo consciente de casi todos e intento corregirlos.
¿Una cualidad?
Soy buena persona, al menos lo intento de manera muy consciente.
¿Un hobby?
Dos: Leer y viajar.
¿Una comida?
Las buenas croquetas, pero sólo las buenas.
¿Una manía?
La imperiosa necesidad de tranquilidad, rutina y de mi sitio para trabajar. No puedo escribir en cualquier parte.
¿Frío o calor?
Ni uno ni otro, el frío me acobarda, el calor me aplana.
Un objeto que colecciones
No colecciono nada. Soy demasiado inconstante.
¿Un secreto confesable o inconfesable?
No tengo nada de lo que avergonzarme, eso sí, secretos tengo, y si los confesase dejarían de ser secretos.
¿Romántica o realista?
Romántica siempre.
¿Una locura que harías por amor?
Por amor haría cualquier cosa.
¿Un escritor que te encante?
Hay muchos, pero en especial admiro a dos: Antonio Muñoz Molina y Carmen Martin Gaite.
¿Un escritor que no te seduzca?
Varios.
¿Papel o digital?
Siempre papel. Los libros que tengo son mi patrimonio. Su presencia en mi librería me da la seguridad de que nunca estoy sola, son un antídoto contra el aburrimiento. Aquellos que he leído pasan a formar parte de la historia de mi vida, y los que quedan por leer esperan pacientemente su momento.
Es cierto que el digital tiene sus ventajas, puede transportarse con más facilidad y en algún momento es posible que sea más práctico, pero para mí es como una conversación a través de skype, en el momento en el que das a una tecla desaparece sin dejar rastro. Sin embargo, cuando cierras el libro de papel sigue ahí, lo ves, no desaparece, es como una conversación tez a tez con un buen amigo. Nada que ver con la pantalla.
¿El último libro que has leído?
Tu rostro mañana de Javier Marías y un ensayo de Stefan Zweig sobre Montaigne.
¿Un libro que recomiendes?
Dependerá de la persona a la que va dirigida la recomendación.
¿Un libro que no recomendarías?
Dependerá de la persona a la que va dirigida la no recomendación. En el peor de los casos, creo que siempre es preferible que lean algo no recomendable a que se queden sin leer.
¿Un momento del día para escribir?
La mañana.
¿Y para leer?
A todas horas, incluso en la madrugada como remedio al posible insomnio.
¿Algo que hayas escrito y tengas olvidado en un cajón?
Tengo la fortuna de que todo lo que he escrito se ha publicado, a excepción de una novelita juvenil sin pretensiones que escribí al terminar La brisa de oriente y antes de empezar El alma de las piedras.
¿Donde quieres llegar como escritora?
Intento provocar en mis lectores sensaciones parecidas a las que yo tengo cuando leo obras que me emocionan, que me hacen pensar, que me obligan a ponerme en la piel del otro, a no juzgar, a tolerar.
Y aspiro a que mis historias trascendieran en el tiempo, convertidas en intemporales de tal modo que puedan llegar a leerse dentro de un siglo con la misma actualidad que yo leo a cualquier clásico.
¿Una editorial que te gustaría que te publicase?
Me encuentro bien con Planeta.
Del 1 al 10, ¿qué importancia tienen las redes sociales y los blogs en tu carrera?
Importan muchísimo, les daría un 10, pero reconozco que soy torpe en ellas y siempre tengo la angustiosa sensación de que me quitan un tiempo que debería dedicar a escribir o a leer. Es una lucha constante.
¿Llevas bien los elogios?
Además de una sonrisa, me provocan una agradable turbación y una inmensa gratitud, porque, viniendo de los lectores, se convierten en un reconocimiento a mi trabajo.
¿Y las críticas?
Intento asimilarlas y si es posible (que no siempre lo es) intento aprender de ellas.
¿Llevas una libreta para ir apuntado ideas?
Siempre, lo malo es que empiezo muchas y luego me cuesta encontrar la idea. No obstante, el hecho de apuntar es como si me hiciera una muesca en la memoria.
¿Para escribir...a mano o a ordenador?
Es más cómodo el ordenador, aunque también tengo multitud de libretas manuscritas, a veces con una letra indescifrable.
¿Como te documentas?
Básicamente leyendo, ensayos y novelas. Si puedo visito los lugares en los que se mueven mis personajes. Y también acudo a Internet pero con mucha prudencia.
¿Algún proyecto inmediato?
Varios y muy ilusionantes.
Eres licenciada en Derecho y en Historia. ¿Cuando decides que lo que te gusta es escribir?
En el verano del 2003, en una comida de amigos (ya cumplidos todos los cuarenta) alguien dijo que para que a uno le recordasen había que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. A mí me faltaba escribir un libro, lo pensé y me puse a escribir.
¿Qué fue lo primero que pensaste cuando te dijeron que "La Sonata del silencio" se iba a convertir en una serie?
Emoción y vértigo...
¿Qué es lo que más te ilusiona ante este proyecto?
Comprobar como todo un equipo de más de ciento cincuenta personas trabaja en base a algo que he creado yo. Eso me fascina y me emociona a la vez. Es muy difícil de explicar.
Ahora que no nos lee nadie... ¿te gustan los actores que han elegido?
Acierto total en todos. Carmen Utrilla ha hecho una selección extraordinaria y acertada. Además Iñaki Peñafiel y Peris Romano como directores están sacando de cada uno de ellos la mejor interpretación del personaje. Ni un solo pero.
He leído que tienes claro que una cosa es el libro y otra muy diferente una película o una serie, pero ¿no temes que no consigan mantener el espíritu de la novela y los lectores que tantas y tantas veces han imaginado a los personajes y la historia se decepcionen?
Al escribir el libro intenté llegar al corazón de cada lector, ahora los guionistas y directores, además de los actores a través de su interpretación, deben conseguir mantener el alma de la historia, y me consta que lo están haciendo. Ver algo que te dan en la pantalla no tiene nada que ver con el acto de la lectura. El lector capta siempre cosas distintas a las que le da la pantalla. Además, escribir un guión no es lo mismo que escribir una novela, cada cosa tiene su táctica y su forma. Es necesario que el espectador quede satisfecho con una buena puesta en escena, música, interpretación, trama, fotografía, diálogos, vestuario, escenarios, ambientación... Así como quien lea el libro pueda disfrutar de la lectura y quedar satisfecho con ella.
¿Nos puedes contar alguna anécdota que te haya pasado a raíz de que se supiese que la novela iba a estar en televisión?
No sé si es una anécdota: yo nunca quise intervenir como extra en la serie, ni se me pasó por la cabeza. Un día llegué a ver el rodaje y Gabi, el ayudante de dirección, me dijo que tenía que salir, y sin apenas darme cuenta estaba vestida de época y en el centro de una de las escenas. Me convenció con la teoría de que sería una experiencia que no olvidaría jamás, y fue así. No es lo mismo ver lo que ocurre detrás de las cámaras que estar dentro de la escena que se está grabando. Cuando gritaron la palabra mágica ‘¡Acción!, me di cuenta de que estaba formando parte de todo aquello. Efectivamente, el bueno de Grabi tenía razón, fue una experiencia única.
No sé si tú podrás ver por anticipado los capítulos de la serie o serás una seguidora más esperando semana tras semana...
No lo sé todavía. Creo que harán algún pase antes, pero lo ignoro.
¿Te gustaría decirle algo a tus lectores?
Que como lectores tomen el libro como una historia que les pertenece a cada uno de ellos, en la que mandan ellos en la intimidad de su lectura, y que se enfrenten a la serie dispuestos a disfrutar de un excelente trabajo de todo un equipo que se está dejando la piel para emocionar en cada capítulo.
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Ha sido un verdadero placer conocer un poco más de cerca a esta gran autora, no nos podemos perder sus próximos proyectos que por supuesto incluyen, entre otras muchas cosas, la serie de Tve, basada en su novela, "La sonata del silencio".
Gracias Paloma, ahí estaremos.